lunes

9.

I
Tiempo hace que los bosques no pertenecen a sus dueños. Tiempos llenos de voraces sonidos, gemidos de la espesura, llantos milenarios derramados sobre las piernas de mercurio.

La furia del silencio me atormenta tanto que no puedo más que dormirme y esperar que todo pase.

II
Me pretendo uno más, me pretendo asalariado en la puerta del tren, esperando espacio para abrazar mil desconocidos que son yo. Mil desconocidos que son el calor, la energía que mueve el tren, que nos lleva, desconsoladamente nos lleva, hasta el final de la estación.
III

Me pretendo una coma sin espacio, solo una coma en un abultado texto. Palabras mayores, palabras justas. Grandes letras de grandes autores. Yo, una coma. Una coma que no es punto ni cierre, ni cosa de otro mundo. Una simple coma que todo lo que hace es dar aire para que el mundo siga resolviéndose a sí mismo en busca de ese dios que no es más que un simple espejo.

IV

Si quiero silencio, debo cerrar el mundo ante mí, apartar el cuerpo de mí y ser el mismo silencio. Si quiero Dios, debo cerrar el cielo ante mí, apartar mi espíritu y ser el mismo Dios. Nunca alcanzan las palabras para ser todo lo que se quiere ser.

Hay que ser. Viento, mar, voz, llanto y excremento. Hay que serlo todo.

2 comentarios:

  1. Solo sere yo cuando me despoje de los difraces que el tiempo me ha dado, y asi y todo dudo del yo que encontrare pero vale la pena despojarme

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  2. Parece ser el único camino posible. Por más dudas, siempre avanzamos

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