Recorro con mis ojos los vertices de un libro que lleva mi nombre. No es
común por estos días escuchar a alguien decir esas palabras. No es
común para mí, que alguna vez las escribí. Recorro incesante las
imágenes que me reportan lo que leo. Todos los universo que viví. Todas
esas calle donde me quede dormido escribiendo linea tras linea, todo lo
que tenia para decir.
Como es posible que un niño de unos veintitantos, tenga algo para decir,
tanto para decir. Me pregunto hoy, despues de algunos años. Y sin
embargo, las letras que me abrazan son exactas. Hoy sigo pensando que
todo lo que dice en ese libro, es todo lo que tengo para decir. Cada
palabra, cada marca grabada en mi memoria y todo lo que eso representa
se siente tan verdadero, tan fiel a lo que soy, más alla de cualquier
máscara
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